Simbología funeraria: Cronos, el Padre Tiempo

Uno de los personajes que a menudo encontramos en los cementerios es el que ha recibido el nombre de Cronos o el padre Tiempo. Se le representa como hombre maduro de largas barbas y muy corpulento cubierto con mantos y con un gesto agresivo. Esa fuerza y corpulencia es heredera de la que en la antigüedad le atribuían a Cronos al que se le añade unas alas y sosteniendo en una mano un reloj de arena.

Después de la Edad Media donde la representación del Padre Tiempo no se da, llega el Renacimiento y el Barroco y encontramos de nuevo al Padre Tiempo que tiene generalmente alas y está casi siempre desnudo. A su atributo más frecuente de una guadaña o una hoz -que le sirve para segar vidas o para mostrar el ciclo agrícola que acaba con la cosecha y por tanto con el fin de la vida- se le unen, o a veces los sustituyen, un reloj de arena -elemento con un inequívoco significado de paso del tiempo al ir cayendo de forma inexorable los granos de arena-, una serpiente o dragón que se muerden la cola -que forman un círculo sin principio ni final-. Más adelante se le añadirá un bastón o una muleta.  Esta señal de vejez no se hereda ni de Grecia ni Roma. Es un atributo que se le añade en la edad moderna, para señalar el paso lento hacia el final de la vida. En algunas ocasiones se le representa soplando unas burbujas o acompañado de un angelote que es quien las sopla. Las burbujas representan la vida que de repente desaparece como esas burbujas que no sabemos cuanto tiempo van a flotar hasta explotar.

En otras ocasiones observamos en los cementerios el reloj de arena alado que vendrá a ser un resumen del padre Tiempo del que únicamente aparecen sus atributos parlantes, es decir, esos atributos que lo caracterizan. De ellos específicamente hablaremos en otra entrada. 

Es el de Cronos o padre Tiempo uno de los símbolos más complejos que habitan nuestros cementerios, pues es necesario tener un bagaje detrás que permita comprenderlo.

Helena Román