Cementerio Sacramental de San Sebastian
Otro de los camposantos desaparecidos de Madrid es el cementerio Sacramental de San Sebastián, situado entre las actuales calles Canarias, Mendez Álvaro, Vara del Rey y Ramirez Prado. Sí, bajo lo que es el actual Archivo Regional de Madrid y la fábrica de cerveza El Águila, había un cementerio.
Fue inaugurado en 1821, a lado del ya existente Cementerio de San Nicolás y San Salvador.
Su arquitecto fue José Llorente, quien lo planeó como si fuera una corrala: patio rectangular con tres galerías de nichos en sus laterales. Fue ampliado en 1852 y 1872, para ser clausurado el 1 de diciembre de 1884 pero se siguió usando hasta 1925.
El primer mausoleo levantado en Madrid estaba en este cementerio, y pertenecía a Joaquín de Fagoaga, tesorero de la reina Isabel II. Estaba construido en piedra y ladrillo, y en la escalinata principal dos majestuosos perros daban la bienvenida al panteón. Al cierre del cementerio, los restos fueron trasladados al Sacramental de San Isidro.
En este cementerio también estuvo enterrado Francisco Serrano, que fue trasladado después a la iglesia de San Jerónimo el Real, pero cuyo entierro en el cementerio Sacramental de San Sebastián fue sonado: el camposanto ya había sido clausurado y se tomó militarmente para poder realizar el entierro, que se realizó dentro del panteón de los Condes de San Antonio ya que el cementerio se negaba a facilitarle un espacio para sepultarlo.
Durante esta época la falta de medios para detectar la catalepsia hizo que muchas personas fueran enterradas vivas; así se demostró al exhumar el nicho número 377 de este cementerio, donde se encontraron el féretro abierto con la mano asida a él de la víctima. Era algo habitual en las mondas de los cementerios, pero el entierro en vida de la señora María Mollón trascendió a los periódicos.
El cirujano Dionisio Argumosa; Martinez de la Rosa, que terminó siendo trasladado al Panteón de Hombres Ilustres de Madrid. Fermín Caballero (actualmente en paradero desconocido) y la actriz Jerónima Llorente, Fernando Ossorio y Antonio Guzmán también fueron sepultados aquí; actualmente descansan en el Sacramental de San Justo.
En 1935 se procede a su completo derribo, como ya se había hecho años antes con su vecino San Martín, y comienza la expansión de esa zona de Madrid.